miércoles, 24 de julio de 2013

Dreams for Plans

Ayer se termino de manifestar mi dicotomía, lo rara y antagónica que se estaba volviendo mi vida.

Hace ya más de 7 meses cambie de trabajo. Bah! cambie de sector,, sigo trabajando bajo el mismo empleador, así que...
Y este nuevo trabajo es casi casi  la concreción de algunas aspiraciones laborales. Es un peldaño más hacia mi realización profesional.
Pero como ya lo sabía antes que dar el sí casi un año atrás, es que este nuevo trabajo es también lo opuesto de lo que es mi cable a tierra, mi actividad de voluntariado, mi concreción espiritual. Así que 7 meses la reme, hasta que situaciones hicieron que tuviera que dejar de entrar a los barrios para ayudar, ya que ahora tengo que entrar para otra cosa,,,,
Bueno, bastante bien lo venia tomando, hasta ayer,, cuando me subí al tren camino a Capital (es que no me quiero aburguesar del todo,, un poco rebelde sigo) cuando un chico se me apareció.
Pelo rubio desordenado, guitarra al hombro, guantes de lana de llama, gamulan de cuero y venía adornado con unos lindos ojos verdes.
El chico este venía puteando la excesiva cantidad de policías que había en la estación, diciendo que ya más control no podía haber! Que bien le sentaba su look con sus pensamientos!.
Y yo lo entendía, sabía de lo que hablaba. Me miró, mantuvo su verde mirada varios segundos hasta que logro sacarme una sonrisa, y me dio una de vuelta.
Subimos al tren, me senté en el primer asiento que había, ya que como estoy por rendir un examen que me adentra cada vez más a mi realización profesional, estudio en cualquier lado. Derecho Penal estaba leyendo.
Y el chico rubio de ojos verdes y guitarra al hombro se sentó enfrente. Como vió que estaba leyendo algo, el también saco un libro. De Galeano!.
Me miro un par de veces más, siempre manteniendo la mirada hasta que le regale una sonrisa. Yo ahí empece a pensar,, el representaba mis sueños, mi manera útopica de ver la vida, y yo leyendo Derecho Penal.
Al fin empezó a hablar, diciendome un nombre que ya no recuerdo, recordándome lo linda que era y que tenía la sonrisa más cautivante que vio en ya ni me acuerdo cuanto tiempo dijo.
Hasta que me preguntó que leía.
Le respondí que no le iba a gustar, insistió
Le mostre.
La cara de ese chico, por Dios! Era la perfecta demostración de lo que yo sentía en ese momento, la angustia que me daba saber que mis sueños no condicen con mis planes, que mi esencia es antagónica a mi vida.

Llegamos a Constitución, me dio un papelito con su número de telefóno.
Me dijo que lo llame igual, que era demasiado linda para ser "gorra"