Si si, cuando me importaba todo un pito.
Nadie se daba vuelta ni dejaba rastro de baba cuando me veía pasar.
Y a mi no me movía un pelo.
Me dejaban corazones marcados, y luegos rotos, y yo me sentaba a mirar las estrellas, con mi walkman andando a estropear cassettes, y era feliz.
O esas tardes de calor, que lo único que importaba era pasar el jueguito (digase buscaminas o más elaborados como el CArmen jejej), ir, mojarme en la pileta para que el calor se me vaya con un chapuson, secarme así nomas, y volver a ganar la partida.
O cuando estaba desamorada, y sólo bastaba agarrar el bolso, meter una toalla, la maya, un gorrito, y tres libros para despejarme al lado de algo que refleje mi sonrisa de estar haciendo lo que quería.
No quiero decir que antes era feliz y ahora no, ni que antes era más feliz.
No necesitaba a nadie. Y tenía miles de secretos que me hacian tener una sonrisa complice y escondida en el transcurso de la jornada. Y eso que ahora también tengo secretos,, pero esto no me hacen salir la sonrisa picara que antes tenía. Los dejo pasar de largo, como si no fueran importantes, como si no fueran algo que tendrían que levantar el ego.
El problema de ya no esperar las cosas solo de uno, el problema de darle participación en la desencadenación de eventos a otras personas, es que quizas ellos también tienen su desencadenación, no tan importante, por supuesto, como la tuya.
Y ahora, viendo el presente y recordando el pasado. Ahora, no sé si hice bien
*(Pensamientos que brotan los viernes a la noche, caundo vuelvo muerta, y escucho a los que estan yendo a juntarse para salir)